Kovalev by Rose Gate

Kovalev by Rose Gate

autor:Rose Gate [Gate, Rose]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-01-01T00:00:00+00:00


49

Hogar, dulce hogar

SARKA

Cuando llegué al gran salón, fingí que no me había sentido bien y que fui hasta mi escolta para pedirle una pastilla para el dolor de cabeza.

—Siento haberte preocupado —le comenté a Lev compungida. Él me palpó la frente con preocupación.

—Es cierto que tienes la piel húmeda y acalorada…

«Si tú supieras…». Aparté el pensamiento, no pretendía dañar al capitán, se había portado bien conmigo, el problema era que no sentía lo mismo por él que por Kovalev. Ojalá las cosas pudieran ser más fáciles.

—Sí, lo siento mucho, creo que lo mejor es que me marche a casa.

No tenía ánimo para seguir ahí viéndole la cara al maestro, esa noche ya no dormiría en su casa, así que mejor poner algo de distancia.

—No puedes irte todavía. —Varenka hizo un puchero.

—Lo lamento, en serio, no sé si es algo que he comido o qué, pero tengo náuseas, me duele la cabeza y me siento débil. Lo pasaréis mejor si no tenéis que estar pendientes de si me pongo peor.

—Igual es algún virus —apostilló Laika—. Yo de ti me metía en la cama antes de que todos terminemos pillando una gripe. —Recibió algún que otro abucheo por parte de los miembros del equipo—. ¿Qué? ¡Yo solo me preocupo por su salud!

—Tú siempre tan preocupada por el bienestar del grupo… —rezongó Yerik con inquina. Ella negó.

—Jo, espero que no sea grave, ahora que empiezan las fiestas, viene tu familia y podíamos tener tiempo libre para quedar y disfrutar —musitó V.

—Por eso es mejor que me vaya ya, haré todo lo posible para que se me pase rápido.

Mi amiga me dio un sentido abrazo y los demás me desearon que mejorara. Miré de soslayo a Yerik, que le susurraba algo a Varenka. Ella se tensó, me habría gustado apartarla y preguntarle si todo iba bien… Aunque dudaba que me lo respondiera. Nuestra relación había cambiado, me gustara o no, cada una empezó a tener secretos con la otra y ello creaba una fisura entre las dos.

—Te acompaño —se ofreció Lev.

—No es necesario, Vasile está fuera, él me lleva, tú quédate y diviértete.

—Por lo menos, deja que me asegure de que llegas bien al coche.

No iba a negarme. Varenka me hizo un gesto para advertirme que mañana me llamaría. Eché una mirada a la mesa de Gavrael, ocupada por el profesor de Química. No había aparecido todavía, ojalá se sintiera la mitad de mal que yo. Estaba cansada de que siempre me dejara con la miel en los labios.

Lev se encargó de recoger mis cosas, ponerme la chaqueta sobre los hombros y pasear a mi lado para asegurarse de que llegaba bien.

—En serio que siento que la noche no haya sido como esperabas —murmuré acurrucada en su costado.

—Te encuentras mal, no es culpa tuya, además, podemos quedar un día de estos. Si a tu familia no le importa, me encantaría llevarte a patinar. —Le ofrecí una sonrisa.

—Eres muy dulce conmigo, seguro que encuentro tiempo para ti.

—Ya te dije que iba en serio, no voy



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